Estimados lectores:
El objetivo de este blog consiste en desarrollar por escrito aquellas ideas que están en nuestra mente y que queremos compartir más allá del aula. Para ello, se propone analizar y reflexionar con total libertad y respeto sobre el ejercicio de la ciudadanía y el rol del estado. Teniendo siempre presente los valores fundamentales del sistema democrático. Por último, se les solicita que utilicen el vocabulario correcto y específico de la disciplina en cuestión. Ahora sólo queda comenzar a escribir!!
Espero que sea de su interés.

Un cordial saludo.

Ma. Lorena Vaccher
Abogada. Profesora de Política y Ciudadanía.

martes, 22 de noviembre de 2011

Desigualdad, la in-feliz realidad


logoOKbynFederico Martín  Ivanic                                                                     16 de noviembre de 2011                                                             
                             

Trabajo Práctico Integrador de Política y Ciudadanía.
Profesora María Lorena Vaccher

Desigualdad, la in-feliz realidad
                                                            
I. Introducción
Analizando las ideas de diferentes pensadores, tales como Rousseau, Harold Kerbo y Claude Lévi-Strauss, este trabajo pretende explicar e identificar las relaciones existentes entre desigualdad, pobreza, diversidad, globalización y democracia, principalmente en países latinoamericanos, y luego vincular estos conceptos con nuestra Constitución Nacional. Para esto se definirá cada concepto, teniendo en cuenta su evolución en la historia, la situación socioeconómica actual y el comportamiento de la igualdad en cada uno de estos.
Desde tiempos inmemorables, las civilizaciones humanas han distinguido dos sectores de la población: los poderosos y los débiles. Aunque los primeros humanos hayan sido más inocentes y solo buscaran el bienestar general, en algún momento de la historia el hombre desarrolló un afán por acumular bienes y sabiduría, afán que lo llevó a siempre maltratar a los más débiles.
Así la desigualdad ha estado presente en toda la historia y, al mismo tiempo, ha evolucionado junto con los seres humanos. Este proyecto parte de las mismas tribus indias hasta la actual democracia que todos reconocemos, para poder echar un breve vistazo a dicha transformación.
Con el objetivo de afianzar la comunicación global, lograr una sociedad más pacífica y desarrollar el crecimiento económico en ciertos países, y poder por fin erradicar la pobreza del mundo, la globalización ha cambiado en poco tiempo culturas enteras que tardaron siglos en construirse.
Pero, ¿Es cierto que la globalización favorece a todos los pueblos? ¿De verdad estamos viviendo en una democracia o solamente en un proyecto de ella? ¿Nuestra Constitución Nacional está siendo legítimamente cumplida?
            La desigualdad social es uno de los problemas principales que afectan al mundo. Así es que todas las políticas deberían centrarse en combatir las causas que hacen de la desigualdad un conflicto tan complejo.



II. Desigualdad en la sociedad
“La desigualdad social es la condición por la cual las personas tienen un acceso desigual a los recursos, servicios y posiciones que la sociedad valora.” (Harold Kerbo, 1998: 11). Es así como lo especifica Harold R. Kerbo (1998) en su libro Estratificación Social y Desigualdad. Sin dar muchos rodeos, Kerbo explica como la sociedad se ha vuelto cada vez más materialista, y la desigualdad y la diferenciación social que se ha desarrollado en ésta.
Por otro lado,  Jacques Rousseau (1923) comienza el Discurso de esta forma: “Considero en la especie humana dos clases de desigualdades: una, que yo llamo natural o física porque ha sido instituida por la naturaleza, y que consiste en las diferencias de edad, de salud (…); otra, que puede llamarse desigualdad moral o política porque depende de una especie de convención y porque ha sido establecida, o al menos autorizada, con el consentimiento de los hombres. Esta consiste en los diferentes privilegios de que algunos disfrutan en perjuicio de otros, como el ser más ricos, más respetados, más poderosos, y hasta el hacerse obedecer.” (Jean-Jacques Rousseau, 1923: 13). Si vemos el concepto desde la mirada de este pensador, la desigualad social está justificada, se ve de una forma natural, casi como si la propia existencia del hombre tuviera como consecuencia la desigualdad.
No existen en el mundo dos personas completamente iguales. Existen similitudes, parecidos, semejanzas pero nunca dos individuos exactos. Es así como nunca puede haber una persona absolutamente de acuerdo con otra. Lo más cerca que se puede estar del entendimiento humano es ver en la historia la creación de diferentes grupos, cuyos integrantes comparten creencias similares. Por eso es irónico hablar de la existencia de un patrón establecido en la sociedad que decide que o quién es “normal” y que no lo es. Si no existen dos personas iguales, entonces ¿quién es normal, quién se merece tener el poder, si todos somos diferentes?
La existencia de la desigualdad en la humanidad se podría explicar de dos formas: como una condición innata del hombre, una fuerza que lo lleva a ser injusto y que se desarrolla desde el nacimiento (esta características influenciada por el mundo de su alrededor) o, por otro lado, como consecuencia de ciertos factores económicos, sociales y políticos desarrollados por la organización social existente, que llevan a la explotación de ciertos seres humanos sobre otros, en una continua carrera de poder. Según Karl Marx (1818 – 1883) siempre ha existido en el hombre un deseo de domino de unos hombres sobre otros, pero algún día finalmente el grupo sublevado se levantará y así la sociedad se organizará de forma igualitaria.
La desigualdad y la exclusión social no son conceptos nuevos, sino que han estado presentes en toda época y sociedad en forma de intolerancia, discriminación, prejuicios, marginación, rechazo social, entre otros. Desde los comienzos de la humanidad hasta la actualidad, han existido grupos que se declararon superiores y que se dieron el privilegio de poder decidir como tiene que ser el mundo. Un claro ejemplo es la sociedad griega. El término estigma, por ejemplo, se refería a ciertos signos corporales, como cortes o marcas grabadas con fuego, realizados sobre personas, como esclavos, que eran considerados inferiores. Dichas personas debían ser evitadas en lugares públicos y no tenían derechos algunos, ya que representaban lo malo y vulgar de la sociedad humana. Entonces, ¿Quién dijo que persona debía ser un esclavo y ser tratado como un animal y que persona podía hacer valer sus derechos?
Citando a Jacques Rousseau ¿Cómo conocer el origen de la desigualdad entre los hombres si no se empieza por conocer a los hombres mismos?” (Jean-Jacques Rousseau, 1923: 9). Por eso mismo es importante tener en cuenta el origen de la humanidad, para saber el origen de la desigualdad.
Se podría decir que, desde el momento en que los seres humanos abandonaron sus vidas nómadas y comenzaron a instalarse en tierras, que serían las primeras sociedades, se ha empezado a desarrollar la desigualdad y la división de clases. Esas pequeñas sociedades evolucionaron en ciudades e imperios y así dejó de ser necesario que todos trabajen en lo mismo, como en el campo o en la caza, y se desarrolló la división de trabajos. Es en ese momento, con las primeras tribus civilizadas, donde se da la desigualdad de la sociedad.
            Según el sociólogo Boaventura de Sousa Santos “La desigualdad implica un sistema jerárquico de integración social. Quien se encuentra abajo está adentro, y su presencia es indispensable. Por el contrario, la exclusión presupone un sistema igualmente jerárquico pero dominado por el principio de la exclusión: se pertenece por la forma como se es excluido.” (Boaventura De Sousa Santos, 2003: 125). Entonces la desigualdad es imprescindible para el funcionamiento de cualquier sociedad. Es necesario que cualquier tipo de organización social posea un grupo superior, con todos los privilegios y derechos activos, que gobierne sobre un grupo indefenso, por así decirlo.
            Teniendo en cuenta esto, se puede llegar a la idea de que verdaderamente la desigualdad nunca podrá desaparecer y que es muy importante en la conformación de cualquier sociedad. Hablando en rasgos generales y llegando a una igualdad extrema, si no existiera la desigualdad entonces todas las personas que trabajan deberían ganar el mismo sueldo, porque sino no sería igualitario. Al mismo tiempo hay trabajos más requerientes que otros por lo que finalmente todas las personas querrían el mismo trabajo. Entonces esa sociedad no prosperaría. Sin embargo, esto solo pasaría en lo económico. Si no existiera la desigualdad, no existiría la pobreza, todos tendrían acceso a los mismos privilegios, como médicos, educativos, etc. En sí, la desigualdad trae sus beneficios, a las personas con cargos superiores, y sus desventajas, a las personas con bajos recursos. 










III. La diversidad como excusa de la desigualdad
La diversidad se refiere a la convivencia de diferentes grupos en una misma sociedad, donde todos tienen los mismos derechos y son iguales ante la ley. Parece un concepto casi utópico y realmente lo es. Habla no solo de las diferencias entre todos nosotros, sino también en la aceptación de dichas diferencias, algo que parece ser que el hombre no puede realizar.
Los múltiples avances tecnológicos y sociales que se han desarrollado en los últimos años han provocado una serie de cambios en las sociedades actuales. Uno de estos ha sido el aumento de la diversidad cultural, que finalmente es usada como excusa de la exclusión y la desigualdad social que sufren algunas personas, como por ejemplo los inmigrantes. El flujo de inmigraciones ha aumentado por el avance de la comunicación y de las publicidades.
Hoy en día nos olvidamos de que todos los seres humanos somos iguales y libres. Confundimos la diversidad con la desigualdad, aunque estos dos términos son prácticamente opuestos. Tal vez por la aceptación de la diversidad, de las diferencias humanas, también aceptamos la desigualdad social como algo natural, como una consecuencia de la diversidad. Sería como decir que los hombres marginados eligen ser pobres y que hay que tratar de aceptar su “decisión” ya que la diversidad social nos enriquece a todos. Esta es una idea que se ve indirectamente en los medios de comunicación de hoy en día, y que trata de salvarnos de la culpa.
Por otro lado, hay que constatar la diferencia entre diversidad e igualdad. La diversidad es mucho más fácil de notar, solo hace falta ver alrededor y ver las distintas personas que conforman nuestra sociedad. La diversidad es algo cierto, algo palpable. En cambio la igualdad es solo un hecho de moral, es una ley ética que crece dentro de cada ser humano, pero que no se puede demostrar de forma cierta. Uno puede decir que la igualdad existe, pero no hay nada que lo compruebe. La igualdad depende de cada persona.
“La civilización implica la coexistencia de culturas que se ofrecen entre ellas el máximo de diversidad” (Claude Lévi-Strauss, 1969: 18). De esta forma lo expresa Claude Lévi-Strauss, objetando que toda sociedad no es más que una coalición entre culturas, donde cada una trata de preservar su originalidad. Y en efecto, cada civilización debe mostrar un sentimiento de respeto hacia las otras, solo por el simple hecho de ser diferentes. Porque, si todos fuéramos iguales, entonces el origen de las distintas civilizaciones se perdería. El secreto en la igualdad es entonces, aprender a aceptar cada diferencia entre nosotros y tratar a todos de la misma forma, pero no hacerlo al copiar las diferencias de los demás.
Se podría finalizar esta idea con lo dicho anteriormente pero también hay que subrayar un último concepto. Mientras que todos somos diferentes, no hay que olvidar que todos vinimos de un mismo lugar, por lo que somos iguales, y aunque a través de la historia se fueron separando grupos a través de diferentes ideas, hoy en día la sociedad está más “mezclada” que nunca y que todos somos finalmente una forma de “mestizos”.


IV. Globalización de la desigualdad
Según la Real Academia Española (1997) la globalización es la tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales”.
Sin embargo esta definición parece ser muy escasa para poder explicar todo el término, además de que solo se refiere a la globalización desde una visión económica.
Con el fin de ampliar la definición, se podría decir que la globalización es un proceso de cambios sociales, culturales y económicos mundiales, donde hay una creciente de comunicación y unificación de empresas y mercados, sobrepasando las fronteras nacionales. Es en ese momento, en ese instante de cambio, donde se puede decir que la desigualdad hace presencia.
La desigualdad no ha surgido en estos tiempos modernos, sino que ha estado presente desde el origen del hombre. Por lo tanto, y siendo la globalización un proceso que se ha dado en estas últimas décadas, la desigualdad solo ha podido aumentar o disminuir como efecto de la globalización.
Por un lado, y viendo el lado negativo, tenemos la idea de que la globalización es solo un mecanismo de los países desarrollados para controlar a los países poco desarrollados, y así sus Estados pierden legitimidad. Si así lo consideramos, vemos a la globalización como un hecho económico y político y allí la sociedad no cumple un papel muy importante y por lo tanto es subestimada. Es decir, el ciudadano pierde importancia y así también se pierde el interés de poder ofrecer una mejor calidad de vida a dichos ciudadanos. Esta vista materialista forma una barrera que impide la construcción de una sociedad mejor. A su vez, se podría decir que la globalización solo beneficia a la gente con muchos recursos (como dueños de grandes empresas que ven la oportunidad para ampliar sus dominios) y empeora la situación de los hombres y mujeres más necesitados.
Por último, la globalización ataca directamente a la diversidad y por lo tanto beneficia a la desigualdad. De acuerdo con el texto “Estado y sociedad en el mundo global” “El aumento en gran escala de la circulación de los productos culturales, el hecho de que gente de distintas partes del planeta comparta (…) los mismos mensajes de manera simultánea (…) han generado una tendencia a la formación de una cultura planetaria homogénea, que redefine la cultura particular de los países.” (A. Casullo y otros, 1998: 78). Esto se refiere a que las diferentes culturas, las distintas identidades de todos los territorios se están perdiendo por el hecho de conocer e imitar otras culturas de otros lugares, como por ejemplo la moda estadounidense.
Por otro lado, podemos decir que esta mayor comunicación que se ha estado desarrollando en los últimos años ha provocado una mejoría en las vidas de los ciudadanos. Se ha analizado que en este último tiempo la pobreza ha disminuido un 7%, y por lo tanto la desigualdad entre hombre rico y hombre marginado también. El incremento de empresas lleva a mayor cantidad de puestos de trabajo, y así reduce un poco más la pobreza. No obstante hay que tener en cuenta que esta disminución de la pobreza no es igual en todo el mundo, ya que hay países que si han logrado diminuir la desigualdad gracias a la globalización pero hay países donde solo se ha incrementado.
La globalización es un proceso capitalista. Se podría decir que el capitalismo se trata de “la desigual distribución de riquezas”[1], a grandes rasgos, y esto es lo que la globalización produce: un mayor desarrollo de industrias y empresas en distintos lugares, llenando los bolsillos de algunos y vaciando los de otros. Es decir, la globalización beneficia a las personas de poder de manera global. En casi todos los países aumenta el poderío de las personas adineradas y las personas marginadas son cada vez más pobres.
Se puede decir que el capitalismo desarrolla procesos que generan desigualdad y exclusión y al mismo tiempo, crea mecanismos que controlan los procesos discriminatorios e impiden que la sociedad caiga en una total vida desigual. Uno de estos procesos es, por ejemplo, la globalización, que como se ha señalado antes, aumenta la desigualdad pero logra que esta no avance mucho más.
Esta desigualdad causa muchos conflictos políticos, económicos y sociales que finalmente interrumpen la comunicación que se desarrolla en la globalización.

V. Desigualdad democrática
Al indagar en este tema la primera pregunta que surge es: ¿Puede haber democracia sin igualdad, cuando esta es un elemento importante para su desarrollo?
En el caso de Latinoamérica, y más específicamente Argentina, la desigualdad se excusa como una fase que se tiene que vivir por la recuperación democrática, y así llegar a un día en que se viva con igualdad. No obstante, esta etapa parece alargarse cada vez más y muestras la ineficiencia del Estado, que debería promover la igualdad.
La democracia, al igual que la diversidad, tiene un fin utópico: igualdad ante las leyes y en el voto y así poder, mediante la igualdad, compartir los frutos del progreso. Así parece ser que la equidad se ha vuelto el núcleo de los valores resaltados en un gobierno. Es decir, la igualdad parece ser el objeto que fortalece la legitimidad del gobierno. De esta forma la equidad social ha pasado de ser un tema social a un tema puramente político y de conveniencias.
En todo este análisis hay que rescatar que la democracia no tiene como obligación tener como fruto la igualdad social, pero se conjetura que, bajo un gobierno democrático, la desigualdad se volvería casi como una mala palabra y que finalmente se eliminaría.
Por otro lado, hay que destacar los tres pilares básicos de la democracia: igualdad, libertad y justicia. Obviamente cuando hay desigualdad estos tres conceptos fallan. No puede haber igualdad cuando hay desigualdad, eso queda claro. No puede haber libertad, si uno no tiene los mismos privilegios que otras personas. No puede haber justicia si hay una falta en la sociedad. Por lo tanto la democracia parece estar perdiendo credibilidad.
La igualdad ante la ley, sin embargo, no revierte los efectos de la desigualdad con la pobreza, la marginalidad y la exclusión social. Aunque se llegue a la igualdad ante la ley, igualmente habrá desigualdad de clases entre los ciudadanos.
La democracia promete el respeto mutuo y la defensa de los derechos humanos. Entonces, ¿Qué pasa con el derecho de vida adecuado? ¿Acaso este no se ve afectado con el aumento de la pobreza? Porque, realmente, la principal causa de la desigualdad es la pobreza. Entonces se presenta una encrucijada: por un lado, la democracia promete igualdad, respeto, libertad y justicia, y por otro permite la existencia de la desigualdad, la cual quiebra estos valores, aunque tal vez esta sea solo la consecuencia de la etapa inicial del crecimiento económico del país.
Lo único que se puede dejar en claro es que estamos viviendo un proyecto de democracia, y no una enteramente ya que todos sus objetivos no se cumplen.

VI. Argentina: sociedad desigual
                     Una de las principales desigualdades en nuestro país es la diferencia de vida entre ciudades rurales y ciudades urbanizadas. Las personas que viven en áreas de ciudad tienen más accesos a la salud, estudio, trabajo, alimentos, entre otras cosas, mientras que las personas que viven en áreas rurales deben conformarse con lo poco que tienen o mudarse a las ciudades. Estas diferencias son parte del proceso de industrialización que se llevó hace ya muchos años y que dividieron el país en región Pampeana y Región Extra-Pampeana.[2]
Las carencias más significativas en Argentina son la pobreza, la falta de educación (que lleva al analfabetismo) y el desempleo. Estas tres están interrelacionadas entre sí y llevan a la desigualdad social. Una persona que nace en un ambiente con pocos recursos, no recibirá una buena educación y eso lo llevará a tener un trabajo mediocre o hasta no tener ninguno, y no podrá mejorar su situación. Es así como se dan las faltas. El individuo marginado es desigual con un individuo adinerado o con un buen nivel social, ya que no puede comprar las mismas cosas, no tiene acceso a una educación decente ni a trabajos bien pagos.
Aunque sea lamentable decirlo, una de las imágenes más comunes en Buenos Aires son los denominados “cartoneros”, que deambulan por las calles, arrastrando diferentes instrumentos para poder transportar de forma más simple la basura que recolectan.
Uno se pregunta: ¿Dónde está la Constitución Nacional para defender los derechos de estas personas? Por ejemplo, el artículo 16 de nuestra constitución reza que la Nación Argentina asegura que “(…) Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad (…) (Artículo 16 de la Constitución de la Nación Argentina de 1994). Es decir, que todos los ciudadanos del territorio argentino tenemos asegurada la igualdad ante la ley y la capacidad de ser admitidos en cualquier trabajo sin ser discriminados. Entonces, si no existen prerrogativas de sangre, títulos de nobleza, ni superioridad de algunos sobre otros, ¿Cómo puede ser que haya tanta injusticia?
La Constitución Nacional contiene muchos ideales, siendo la igualdad uno de ellos. La igualdad está asegurada tanto como un ideal como también como un derecho, por lo tanto la equidad es un concepto complejo. La igualdad no es solo la manera en como se trata a las personas, ni como debe ser la población. La igualdad trata de una forma de organización de la sociedad, donde no hay gran diferencia entre ricos y pobres, hombres y mujeres, razas, etc. La igualdad es un ideal social.
Es por eso que es increíble ver como, siendo un derecho y un ideal garantizado en la Constitución, la igualdad es pasada por alto y se desarrolla una sociedad cada vez más desequilibrada y, a su vez, discriminativa, ya que la población argentina es vista como una de las más críticas y excluyentes sociedades del mundo. La Constitución establece ciertos puntos de acuerdo a la discriminación, como por ejemplo el Plan Nacional contra la Discriminación y el poder que se le da a los Tratados de Derechos Humanos, defendiendo derechos de las mujeres y de los niños.
Por otro lado, el artículo 75, inciso 23[3], de la Constitución Nacional introduce el concepto de igualdad de oportunidades con el objetivo de alcanzar la igualdad física, sin discriminación. El responsable de asegurar dicha igualdad es el Estado, más específicamente, el Congreso. Entonces, es el Estado argentino quién está cometiendo una falta en la sociedad, y no promueve los principios de igualdad que asegura la Constitución.
En la reforma de 1994 se introdujo, entre otros textos, el artículo 37 (igualdad entre hombres y mujeres en acceso de cargos electivos), artículo 75 inciso 2, 19 y finalmente, 23. Lo que resaltan estos artículos no es la igualdad de oportunidades, sino la igualdad real de oportunidades. Antes de esta reforma se puede decir que la igualdad de oportunidades se aseguraba juzgando las cualidades individuales de cada persona y eliminado los prejuicios; pero no se mencionaba como hacer que todos los individuos pudiesen desarrollar estas cualidades personales, o como modificar la estructura social que permitió el desarrollo de los prejuicios. Esto es como una carrera: se asegura que todas las personas partan del mismo punto de salida pero no se dice como llegar a ella. La inclusión de estos artículos permitió un avance en la lucha contra la desigualdad, a través de la educación pública y la mejora de la calidad de vida. Así el Estado pasó de ser tan “neutral” para poder brindar beneficios sociales.
Aunque Argentina posea una pronunciada desigualdad social y económica, su Constitución no deja de proteger nuestros derechos de equidad y libertad. Por lo tanto, si se llega a un total cumplimiento de la Constitución Nacional y a una integración de la sociedad, Argentina podría disminuir su desigualdad.
        
VII. Conclusión
(…) Se deduce que la desigualdad, siendo casi nula en el estado de naturaleza, debe su fuerza y su acrecentamiento al  desarrollo de nuestras facultades y a los progresos del espíritu humano (…)
       (Jean- Jacques Rousseau, 1923: 51)
La desigualdad es un concepto indefinido. Algunos dicen que es la consecuencia del actual sistema democrático, y otros que es una característica natural de los hombres. Sea como sea esta existe, y mientras siga perdurando, nuestra Constitución y otros documentos que aseguren la igualdad no serán cumplidos legítimamente. A su vez, la democracia es infligida continuamente y parece ser que no vivimos en una total democracia. Es más como si la democracia estuviera libre en el patio y nosotros estuviéramos encerrados en la casa y solo pudiéramos verla a través de una ventana, lo suficientemente transparente como para apreciarla pero no lo delgada como para romperla. Tal vez, si nos concentráramos más en trabajar juntos y menos en lagrimear por estar encerrados, podríamos romper la pared que nos separa de la democracia.
Es cierto que nunca se podrá suprimir completamente la desigualdad, pero día a día parecemos estar más cerca de disminuirla, aunque pareciera que nos alejáramos cada vez más de la cohesión social.
Distintos procesos se han puesto en marcha para tratar de erradicar la desigualdad, como la globalización. Según mi forma de verlo, esta no parece cumplir su objetivo principal y solo asegura el desarrollo de ciertos países y caída de muchos otros. La experiencia indica que la globalización, como herramienta política para reducir la pobreza y la desigualdad, ha fallado globalmente. Se suponía que estos nuevos medios de comunicación y de tecnología colaborarían al desarrollo de las naciones. Latinoamérica es la región del planeta con más índices de desigualdad de ingresos, siendo Argentina uno de los más notorios.
            No solo se ha remarcado la desigualdad social y económica, sino que también diferentes culturas son absorbidas y mezcladas en una sola, perdiendo todo tipo de distinciones entre nosotros, y la vez, marcándolas cada vez más, creando brechas en la sociedad. Mientras que la sociedad sea diferente, siempre habrá distintas opiniones. Eso es lo que enriquece a la civilización humana, las variedades de pensamientos y de creencias.
Esto no quiere decir que la globalización ha sido una mala idea desde el principio, sino que solamente no se la ha sabido manejar con prudencia. Tal vez con comercios justos, ventajas para los países menos desarrollados y la utilización de la comunicación avanzada para llegar a los sectores más pobres, se pudiera disminuir gran parte de los males que aquejan a este mundo y acotar esa grieta entre ricos y pobres, mujeres y hombres, logrando que cada persona tenga las mismas oportunidades que todos, convirtiéndonos en los protagonistas de nuestro propio desarrollo. Se debe fomentar la justicia social y la igualdad, a la vez que se limite la contaminación ambiental. Así, y solo así, las generaciones venideras podrán disfrutar  de un mundo más justo y equitativo y, solo si estamos dispuestos a participar.



VII. Bibliografía

§  Libros utilizados:
KERBO, Harold R. (1998). Estratificación Social y Desigualdad: El conflicto de clase en perspectiva histórica, comparada y global. España: Quinta Avenida.
ROUSSEAU, Jean-Jacques (1775). Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres. Madrid: ESPASA calpe.
DE SOUSA SANTOS, Boaventura (2003). La Caída del Ángelus Novus: Ensayos para una nueva teoría social.  Bogotá: 1ed ILSA.
LÉVI-STRAUSS, Claude (1969). Raza e Historia. Barcelona: Ediciones 62.
CASULLO, A y otros (1998). Formación ética y ciudadana. Buenos Aires: Santillana. 
Constitución de la Nación Argentina (2003). Buenos Aires: Mawis.
§  Páginas Webs consultadas:



[1] Esta idea es resaltada muchas veces por Winston Churchill (político, ministro liberal y primer ministro británico durante el período de la Segunda Guerra Mundial), pero nunca se dijo textualmente.
[2] Nuestro territorio se puede dividir en Región Pampeana (Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y La Pampa húmeda) y Región Extra-Pampeana (resto de las provincias) según su grado de desarrollo. A través de la historia, se dieron diferentes factores y hechos que marcaron a la región Pampeana como centro de progreso e industrial del país, mientras que la Región Extra-Pampeana ha quedado con un profundo retraso de desarrollo. Estas diferencias también se notan en las sociedades que habitan en ambas regiones.
[3] Dicho artículo en el inciso 23 dice:      Corresponde al Congreso: (…) Legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad. Dictar un régimen de seguridad social especial e integral en protección del niño en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la finalización del período de enseñanza elemental, y de la madre durante el embarazo y el tiempo de lactancia. 

1 comentario:

  1. Aftershokz trekz titanium domain www.titanium-arts.com
    We provide premium titaum products. We titanium trim as seen on tv ship the same to titanium vs ceramic flat iron all our titanium flash mica authorized locations. T-shirts, stickers, titanium wok posters, and more!

    ResponderEliminar